"Las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la Naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente" Hipócrates
Todas las enfermedades tienen un origen, y muchas veces, este se encuentra en los hábitos que adoptamos. Si sometemos a nuestro cuerpo a sustancias nocivas y lo mantenemos inactivo, lentamente acumularemos daño hasta que, finalmente, desarrollemos una o varias enfermedades.
Una de las condiciones más preocupantes que enfrenta la medicina moderna es el Síndrome Metabólico (SM), una afección cada vez más común que, a pesar de su peligrosidad, puede pasar desapercibida debido a la ausencia de síntomas claros.
En este artículo explicaré en detalle qué es el SM, cómo identificarlo y cuáles pueden ser sus catastróficas consecuencias.
Aunque el SM puede parecer un término reciente, su estudio comenzó hace varias décadas. En 1.923, el doctor Eskil Kylin de Suecia observó una relación entre hipertensión, hiperglucemia, obesidad e hiperuricemia (dato).
Posteriormente, el médico español Gregorio Marañón concluyó: "La hipertensión arterial (HTA) es un estado prediabético [...] este concepto también se aplica a la obesidad [...] y debe haber alguna forma de predisposición de carácter general para la asociación de la diabetes (del adulto) con la HTA, la obesidad y, quizás también, con la gota [...] de manera que la dieta es esencial para la prevención y el tratamiento de todas estas alteraciones" (dato, dato). Marañón subrayó la importancia de la dieta en la prevención y tratamiento de estas condiciones.
Sin embargo, no fue hasta 1.988 cuando el doctor Gerald Reaven introdujo el término "Síndrome X" durante una conferencia en la "American Diabetes Association". Reaven vinculó la resistencia a la insulina con otros trastornos metabólicos como la hipertensión, la hipertrigliceridemia y la disminución del colesterol HDL, destacando su impacto en la morbilidad y mortalidad cardiovascular. De esta forma, quedaba establecido un síndrome como el culpable de una gran cantidad de enfermedades crónicas que afectaba a las sociedades modernas (dato). Con el tiempo, la obesidad visceral se añadió como un componente clave en el diagnóstico de este síndrome. A lo largo de los años, ha sido conocido bajo varios nombres, entre ellos: Síndrome de Resistencia a la Insulina, Síndrome Plurimetabólico, Cuarteto de la Muerte (un nombre poco amigable) y, el más reciente y por el que todos lo conocen, Síndrome Metabólico, el cual fue propuesto por la OMS.
En 2.012, el estudio DARIOS, el más extenso realizado en España hasta la fecha, reveló datos alarmantes sobre la prevalencia del SM y su relación con el riesgo coronario (RC) en la población española. En dicho estudio participaron casi 25.000 personas de 10 comunidades autónomas, representando al 70% de la población española entre los 35 y 75 años.
Adaptación de la tabla extraída del estudio DARIOS
Los resultados mostraron que los hombres de 45 años padecen el doble de SM que las mujeres de la misma edad. No obstante, a partir de los 55 años, la prevalencia en las mujeres aumenta considerablemente, superando a la de los hombres después de los 65 años.
Además, se observó que, incluso en una población con bajo RC como la española, el SM incrementa significativamente este riesgo en ambos sexos.
Adaptación de la tabla extraída del estudio DARIOS
Estos datos demuestran que el SM está creciendo en nuestra sociedad, afectando gravemente la salud de la población. Es crucial actuar para prevenir su aumento en el futuro.
Como podréis intuir, el SM no es una enfermedad única, sino una agrupación de afecciones que, en conjunto, aumentan el riesgo de desarrollar diversas enfermedades graves (más adelante las mencionaré). Por esta razón, preocupa profundamente a los profesionales de la salud. A menudo, quienes padecen SM no le otorgan la importancia que merece debido a la ausencia de síntomas evidentes, lo que les lleva a mantener el estilo de vida que les ha conducido a esta situación, agravando cada vez más su condición.
El diagnóstico del SM se basa en la presencia de cinco factores de riesgo. Si se presenta tres de estos cinco factores, se confirma la existencia del síndrome. Sin embargo, debemos tener presente que, si solo se detectan uno o dos factores, el riesgo sigue siendo considerablemente alto, ya que la probabilidad de desarrollar los factores restantes es elevado.
Los cinco factores de riesgo son:
-Diámetro de cintura elevado:
Hombres: >= 100 cm.
Mujeres: >= 89 cm.
-Colesterol HDL bajo:
Hombres: < 40 mg/dl.
Mujeres: <50 mg/dl.
-Niveles elevados de triglicéridos en sangre: >=100 mg/dl.
-Tensión arterial alta: >=130/85 mmHg. o la necesidad de medicación antihipertensiva.
-Niveles elevados de glucosa en sangre en ayunas: >= 100 mg/dl. o la necesidad de medicación para la diabetes.
Es importante recordar que la ausencia de uno de estos factores no significa que estemos libres de riesgo. Por ejemplo, si tus niveles de glucosa en sangre están en 90 mg/dl, aunque no alcances el umbral para este factor de riesgo, es probable que con el tiempo se eleve, lo que podría llevar al desarrollo de SM.
No podemos solo centrarnos en lo que tenemos, sino en lo que probablemente tengamos en un futuro cercano.
El SM es una condición preocupante porque no se manifiesta con síntomas evidentes (salvo el aumento del perímetro abdominal). Sin embargo, sus consecuencias pueden ser devastadoras, ya que incrementa el riesgo de enfermedades como:
-Enfermedad coronaria con alta probabilidad de desarrollar infarto de miocardio o angina de pecho.
-Enfermedad cerebrovascular con posibilidad de sufrir un ictus.
-Enfermedad arterial periférica.
-Diabetes tipo 2.
-Hiperuricemia, desembocando en dolorosos ataques de gota.
-Síndrome de ovario poliquístico.
-Hígado graso no alcohólico.
-Apnea del sueño.
Como vemos, el SM puede desencadenar enfermedades crónicas extremadamente peligrosas, incluso mortales.
Aunque es posible vivir durante años con SM sin presentar complicaciones visibles, esto no significa que no exista un daño. Este síndrome crea un ambiente propicio para el desarrollo de enfermedades graves que pueden surgir de manera repentina e irreversible.
El SM es una condición compleja que agrupa varios factores de riesgo, aumentando significativamente la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, y otros problemas metabólicos nada despreciables. Aunque este síndrome no es una enfermedad en sí misma, su presencia es un indicador de un desequilibrio metabólico que puede acarrear consecuencias fatales para el organismo.
La clave para prevenir o revertir el SM radica en adoptar un estilo de vida saludable. Esto incluye una alimentación equilibrada, actividad física regular y el control de nuestra composición corporal. Al hacerlo, mejoraremos nuestra flexibilidad metabólica, permitiendo que el cuerpo utilice correctamente cada sustrato energético en el momento adecuado. No podemos subestimar el impacto de nuestros hábitos de vida. Las enfermedades no surgen de la nada, estas son el resultado de un ataque continuo e incesante al cuerpo.
Recuerda, el SM es una amenaza silenciosa que puede tener un impacto devastador en nuestra salud si no tomamos las medidas necesarias para combatirlo.
Aquí aprenderás a recuperar la flexibilidad de tu metabolismo.