"El drama de la vejez no consiste en ser viejo, sino en haber sido joven" Oscar Wilde
Del envejecimiento solo se libra una persona, el que muere joven, para el resto es un proceso inexorable.
La preocupación por el paso del tiempo, la edad, y lo que ello conlleva, el envejecimiento, poco a poco se ha convertido indiscretamente en un tema tabú para la sociedad moderna, pues nadie quiere hablar de ello y si se menciona nos preocupa, altera, e incluso entristece, no solo por el fin que presenta, sino también por su transcurso. Pasamos de un cuerpo prácticamente indestructible, inmune a cualquier maltrato que le podamos ejercer, a uno frágil y débil que se desploma en el momento que realizamos algo de esfuerzo.
En este artículo hablaré sobre cómo esta inquietante preocupación por la edad y el envejecimiento nos pasa factura, siendo importante diferenciar entre la edad cronológica y la edad real del cuerpo, la edad biológica.
En la actualidad, evitamos hablar o incluso pensar en el envejecimiento y el paso del tiempo. Es irónico que, de todas las cosas de las que podríamos discrepar, hay una en la que todos estamos de acuerdo: la edad nos lleva inexorablemente hacia la muerte. Sin embargo, rechazamos este hecho y lo repudiamos en nuestras conversaciones diarias.
Más allá de las arrugas y de lo supuestamente antiestético que nos pueda resultar ¿de dónde surge este miedo exacerbado por el paso del tiempo? La respuesta es clara.
Cuando somos niños o adolescentes, la edad es lo último en lo que pensamos. Pero al llegar a la adultez, todo cambia. En esta etapa, observamos nuestro entorno con detenimiento y llegamos a la conclusión de que la adultez es el mejor estado de la especie humana. Nos sentimos invencibles, podemos trasnochar, salir de fiesta hasta tarde, beber alcohol sin medida... no importa, pues al día siguiente estaremos como nuevos. Da igual lo que comamos ni cuando lo hagamos, apenas notamos cambios en nuestro cuerpo más allá de unos kilos extra en la báscula. Incluso, para los amantes del deporte y los desafíos, esta es la mejor etapa, apenas sufren lesiones y, si aparece alguna, basta con un breve descanso para recuperarse por completo.
Pero cuando llega la vejez, comienzan los problemas. Aparecen las enfermedades, los dolores, el cansancio inexplicable que nos impide vivir con la misma intensidad que en antaño, lo cual nos aterra.
¿Cómo podemos aceptar este cambio físico?
Tomar pastillas para tener una vida "saludable", no es estar realmente sano
Muchas veces, ante la inevitabilidad del envejecimiento, adoptamos un razonamiento simplista: "Si es inevitable, ¿por qué hablar de ello?" O peor aún: "¿Por qué llegar a esa etapa? Mejor vivir al máximo en nuestro mejor momento y que todo termine antes. Total, vamos a morir de todos modos..."
Desgraciadamente, este pensamiento nos lleva a la miseria más profunda. Maltratamos nuestro cuerpo sin pensar en las repercusiones futuras y, a medida que envejecemos, daríamos cualquier cosa por vivir unos pocos minutos más, incluso si eso significa sufrir múltiples enfermedades.
Después de lo anteriormente expuesto, surge una pregunta: "¿Por qué tanto miedo al paso del tiempo?¿No somos conscientes de que la edad externa, conocida como edad cronológica, es diferente de la edad interna, la edad biológica?
El cuerpo humano está compuesto por varias edades, una de ellas es la cronológica, que avanza cada año, y la biológica que depende de la salud del organismo pudiendo cambiar para mejor o para peor.
-Edad Cronológica: Cuando cumplimos años. Esto es inmutable.
-Edad Biológica: Se basa en la salud del organismo. Esto si es mutable pudiendo modificarlo ya sea a peor, o a mejor.
Edad Cronológica
Edad Biológica
Por lo tanto, la edad biológica debería ser el verdadero indicador del estado de nuestro cuerpo. Mientras que la edad cronológica solo nos informa de cuánto tiempo ha transcurrido desde nuestro nacimiento manifestándose a través de arrugas, cambios en el cabello y manchas en la piel.
A pesar de lo que se pueda pensar, estas dos edades no están necesariamente relacionadas.
Una persona de 25 años puede tener una edad biológica de 50, y viceversa. Pero lo ideal es tener una edad biológica más joven que la cronológica, y esto es posible para todos.
Probablemente comiences a preguntarte cómo puedes averiguar la edad biológica de tu cuerpo, y esto es realmente sencillo.
-El estilo de vida: La mejor forma de conocer la edad biológica del cuerpo será prestando atención al estilo de vida que tengamos. Si nuestro estilo de vida es deplorable, nuestra edad biológica será lamentable. Si por el contrario, nuestro estilo de vida es el correcto con suficiente actividad física, buena alimentación y descanso, nuestra edad biológica será la óptima, encontrándose, casi con total seguridad, por debajo de la edad cronológica.
-Báscula de bioimpedancia: Existen herramientas que nos pueden indicar una aproximación de nuestra edad biológica, como por ejemplo; las básculas de bioimpedancia. Estas calculan varios parámetros como el tejido muscular y su calidad; el porcentaje de grasa; la cantidad de agua; la masa ósea... y en función de todos ellos, la báscula estimará una edad biológica que, muchas veces, será mayor o menor que la edad cronológica.
Es cierto, nadie se libra de los problemas que acarrea envejecer. Llegada cierta edad, todo el mundo comienza a perder masa muscular, aumenta ligeramente su porcentaje de grasa, y los huesos se debilitan perdiendo energía y algo de movilidad. Pero eso no significa que debamos llegar a la vejez con un estado físico lamentable, sufriendo cada minuto de nuestros últimos años en la Tierra.
Imagina poder correr, saltar, levantar peso, agacharte, memorizar, aprender algo nuevo, incluso en la vejez. Esto puede parecer imposible, pero no lo es.
El objetivo no es detener el envejecimiento, sino envejecer de manera saludable para disfrutar al máximo de nuestros últimos días. Y no debemos confundir el hecho de tener un cuerpo perfecto con poseer una adecuada edad biológica. Reducir el porcentaje de grasa y aumentar la masa muscular ayuda a contar con una edad biológica por debajo de la cronológica, pero de poco sirve contar con un cuerpo musculoso y trabajado, si el resto de hábitos de vida no los mantenemos bajo control. Es decir, por muy fuerte que te sientas, si fumas como un carretero, bebes como un cosaco, trasnochas, no respetas los ritmos circadianos, vives con un estrés constante, te rodeas de personas que son pura toxicidad... tu edad biológica aumentará. Por tanto, puedes estar físicamente perfecto (sin apenas grasa y con grandes músculos) pesarte en una báscula de bioimpedancia y que estime tu edad biológica, pero ten en cuenta que esta herramienta estará estimando, pues omite todos y cada uno de los factores que acabo de comentar.
En resumen. Con esto no digo que no debamos beber ni salir de fiesta, tampoco que no podamos comer ningún ultraprocesado, todo lo contrario. El ser humano es un ser sociable y estos factores se encuentran fuertemente arraigados a la sociedad actual, luego, realizar alguna de estas acciones de vez en cuando no perjudicarán en absoluto al cuerpo, pero esto tampoco significa que se deba hacer constantemente. La moderación será tu salvación dentro de esta sociedad cada vez más "insana".
El envejecimiento no debe ser sinónimo de vivir mal, esto dependerá, en gran medida, de los genes, pero también del estilo de vida que mantengamos llegada una determinada edad. Si la esperanza de vida se encuentra en los 80 años, que no nos preocupe lo más mínimo alcanzar esa edad, porque cuando cronológicamente tengamos 80 años, biológicamente seremos una persona de 50.